El suelo del cuarto era una plancha metálica, con caritas sonrientes entrelazadas formando una rejilla. Sobre ella, y rodeado de orificios para la salida de los dardos, había un pequeño altar sobre el que reposaban algunas de las últimas creaciones del Joker. -Joder- murmuró Nightwing-. Este tío está fatal. Tiene un tarro de mermelada aquí encima. -¡No lo toques!- advirtió Oráculo- Ya le ha confesado a Batman esa idea, el tarro es explosivo. Nightwing asintió lentamente. -Bueno, al menos es original… Vale, aquí se ve la marca sobre la que estaba el sistema de poleas. Podían limpiar el polvo de vez en cuando. -Entraban en ese cuarto lo menos posible- explicó Oráculo-. El Joker dice que no quería abrir esa puerta más veces de lo necesario. -Pues alguien la ha abierto, eso está claro. Aunque no parece forzada; diría que el ladrón sabía cómo entrar. Apoyó una mano en la pared. El cuarto era bastante estrecho, lo suficiente como para que una persona de su envergadura pudiera trepar apoyando una mano en cada muro. Tenía que descubrir cómo lo hizo el ladrón. Y la única forma para hacerlo era reconstruir los hechos. Pero aún se le escapaba el detalle de por qué había mirado por el respiradero. Mientras ascendía por aquella especie de chimenea, intentó encontrar alguna explicación. El respiradero tenía forma de boca de buzón, una ranura rectangular que no permitía una visión del suelo. Mirando hacia el frente sólo podía distinguirse el respiradero de la pared de delante. Y una visión infrarroja no revelaba la presencia de ninguna red láser en el interior. Tal vez había mirado para comprobar esto último, pero si conocía todos los demás detalles necesarios para el robo, ¿iba a ignorar eso? -He llegado al respiradero- dijo. -Lo recibo. ¿Algo anormal? -Nada, todavía no consigo comprender… un momento. Nightwing separó las piernas, las utilizó como apoyadura en ambas paredes, y dejó así las manos libres. Con una de ellas activó el zoom en su máscara, y con la otra palpó con un dedo el contorno del respiradero. -¿Qué tienes? -Han limado el centro de la ranura- explicó-. Parece que hayan abierto un poco más la abertura. La parte limada tiene los contornos redondeados. -Es como si hubieran metido algo por ahí. ¿Pero qué? -¿Una microcámara, tal vez? De pronto, y con un golpe sordo, se encendieron las luces dentro del cuarto. Nightwing miró a su alrededor. De la rejilla bajo el altar emanaba un persistente zumbido eléctrico. Sobre su cabeza resonó como si se hubiera abierto un cerrojo. -Oh, mierda- masculló Nightwing. Y se soltó. Se dejó caer a toda velocidad, sabiéndose perseguido por la gigantesca prensa que estaba cayendo sobre él. Aprovechó el poco tiempo que tenía para dar una voltereta en el aire y caer con la cabeza por delante. A punto de tocar el suelo, con todo el vello del cuerpo erizado, se descolgó una segunda batcuerda del cinturón, apuntó a través de la puerta, disparó e inmediatamente pulsó el botón de recogida. En un rápido movimiento reflejo, antes de que el cable tirase de él fuera del cuarto, su mano libre aferró el tarro de mermelada explosivo antes de que la prensa lo aplastase e hiciese saltar el local entero por los aires. La prensa aplastó el pequeño altar. Un pequeño “wigy” como de un patito de goma trató de hacerse oír en medio del estruendo. Nightwing había lanzado su cable hacia la pared del fondo, porque sabía que la red láser del suelo no había sido desactivada. Ni siquiera necesitaba la visión infrarroja, la nube de polvo que la prensa había levantado hacía los lásers completamente visibles. Tan pronto como alcanzó la pared, se dio impulso con los pies y saltó de nuevo, aferrándose esta vez a una de las paredes modulares y encaramándose sobre ella como un gato. Jadeó, respiró hondo, y se echó a reír. -¿Estás bien? -¡Sí!- respondió entre carcajadas- Sí, no te preocupes, he conseguido salir. -No estás infectado, ¿verdad? Lo digo por la risa. -Tranquila, tranquila- dijo, dominando el ataque de risa-. No es nada, es de la pura adrenalina. -Estando donde estás yo no me confiaría. Sal de ahí en cuanto puedas y vuelve a la cueva. O ven a verme. -Si no me ves no te quedas tranquila, ¿verdad? -Definitivamente no. Nightwing sonrió y miró a su alrededor. Había dejado sus dos batcuerdas en puntos inaccesibles. Ahora tenía que encontrar una forma de salir de allí. -Tus deseos son órdenes- dijo-. Salto de viga en viga, salgo por la claraboya y me acerco a la torre del reloj.
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